¿Alguna vez te has preguntado si la realidad que percibes es realmente real? ¿O si quizás todo lo que ves, oyes, sientes y piensas es parte de una simulación por ordenador creada por una civilización más avanzada? Esta es la hipótesis de la simulación, una idea que ha fascinado a filósofos, científicos, escritores y cineastas desde hace décadas.
¿Qué es la hipótesis de la simulación?
La hipótesis de simulación es una propuesta metafísica que plantea que el universo en el que vivimos podría ser una simulación computarizada generada por una inteligencia artificial o por seres o algún ser posthumano. Según esta hipótesis, nuestra realidad sería una ilusión creada por un programa informático que simula las leyes físicas y la historia de nuestro mundo.
La teoría de la simulación no es una hipótesis escéptica sino más bien una hipótesis empírica, es decir, que se basa en datos observables y que podría ser falsable o verificable mediante experimentos. Sin embargo, no existe ningún método para saber si vivimos o no en una simulación, ya que los creadores de la misma podrían ocultar cualquier evidencia o anomalía que pudiera revelar su existencia.
Elon Musk es uno de los defensores más conocidos de esta hipótesis, y ha expresado en varias ocasiones que cree que hay una alta probabilidad de que vivamos en una simulación creada por una civilización más avanzada. Según Musk, la evidencia de esta hipótesis se basa en el progreso de la tecnología y los videojuegos, que podrían llegar a ser indistinguibles de la realidad.
Musk también ha sugerido que podríamos intentar salir de la simulación o contactar con sus creadores, aunque reconoce que esto podría ser peligroso o imposible.

¿Quién propuso la hipótesis de la simulación?
La teoría de la simulación fue formulada por primera vez por el filósofo sueco Nick Bostrom, que es uno de los expertos más reconocidos en el campo del transhumanismo, la inteligencia artificial y el riesgo existencial. Bostrom es profesor de la Universidad de Oxford, donde dirige el Instituto para el Futuro de la Humanidad y el Centro de Investigación de Estrategia de Inteligencia Artificial.
Además, la Universidad de Oxford alberga a otros académicos e investigadores que se han interesado por la hipótesis de la simulación y sus implicaciones, como el físico David Deutsch, el matemático Roger Penrose, el cosmólogo Max Tegmark o el filósofo David Chalmers. Estos expertos han debatido sobre la validez, la verificabilidad y las consecuencias de esta hipótesis, así como sobre las posibles formas de salir de la simulación o comunicarse con sus creadores.

Bostrom ha publicado más de 200 artículos y varios libros, entre los que destaca Superinteligencia: caminos, peligros, estrategias (2014), un bestseller según New York Times. Bostrom también ha sido incluido en la lista de los 100 pensadores globales destacados por la revista Foreign Policy en 2009 y 2015. Puedes encontrar más información sobre Nick Bostrom en su página web o en su biografía.
En un artículo publicado en 2003 titulado “Are you living in a computer simulation?”, Bostrom presenta lo que él llama el “argumento de la simulación” (the simulation argument), un razonamiento lógico basado en tres premisas:
- Las civilizaciones humanas o posthumanas con suficiente capacidad de computación podrían ejecutar simulaciones de sus ancestros o de otras civilizaciones con un nivel de detalle indistinguible de la realidad física.
- Las civilizaciones humanas o posthumanas interesadas en ejecutar estas simulaciones serían mucho más numerosas que las civilizaciones originales.
- Cualquier individuo dentro de una simulación no podría distinguir entre su realidad y la realidad original.
A partir de estas premisas, Bostrom concluye que al menos una de las tres siguientes proposiciones es casi seguramente cierta:
- Las civilizaciones humanas se extinguirán antes de alcanzar el nivel tecnológico necesario para crear una simulación.
- Las civilizaciones posthumanas no estarán interesadas en ejecutar simulaciones de ancestros o de otras civilizaciones.
- Estamos viviendo casi seguramente en una simulación.
Este argumento se conoce como el “trilema de Bostrom” y plantea un desafío para nuestra concepción de la realidad y nuestra posición en el cosmos. Bostrom declara que personalmente no ve un argumento sólido para cuál de las tres opciones es más probable, pero sugiere que la tercera podría tener implicaciones éticas y existenciales para nosotros. Puedes leer el artículo completo del filósofo Nick Bostrom en este enlace.
¿Qué relación tiene la teoría de la simulación con la inteligencia artificial?
La hipótesis de la simulación también está relacionada con el desarrollo de la inteligencia artificial, que es la capacidad de las máquinas de realizar tareas que normalmente requieren inteligencia humana, como el razonamiento, el aprendizaje, la comunicación o la creatividad.
La inteligencia artificial podría ser una forma de crear y experimentar realidades simuladas, ya sea para fines científicos, educativos, lúdicos o artísticos. Por ejemplo, se podrían crear mundos virtuales donde los humanos pudieran interactuar con agentes inteligentes que simularan el comportamiento y las emociones de otras personas o criaturas.
Esto ya se está estudiando para videojugos, asi los PNJs tendrian toda la información pero solo nos responderían en función de nuestras preguntas.
Sin embargo, hoy en día y con la tecnología disponible, la realidad virtual es fácilmente distinguible de la experiencia real y para llegar a realidades virtuales indistinguibles de la realidad, haría falta una capacidad de computación enorme capaz de ejecutar la propia simulación, las constantes físicas, etc. Ahora mismo es algo extremadamente difícil o imposible. Pero dentro de unos años podría ser posible que cualquier civilización con tecnología suficientemente avanzada, pudiera conseguirlo.
Un ejemplo reciente de cómo la inteligencia artificial puede simular el comportamiento humano y crear escenarios realistas y complejos es el experimento del pueblo de bots, realizado por investigadores de Google y la Universidad de Stanford. El objetivo era crear inteligencias artificiales que pudieran producir un comportamiento creíble y similar al de las personas, replicando una sociedad con instituciones e individuos que actúan de manera independiente.
Para ello, crearon una aldea virtual en la que 25 bots con inteligencia artificial llevan vidas similares a las de los humanos. Cada bot tiene un nombre, una personalidad, una ocupación, una familia y unas relaciones sociales. Los bots se comportan y planifican sus días de manera autónoma, organizan actividades sociales y hasta ya están planeando unas elecciones.
Los bots se comunican entre ellos usando el procesamiento del lenguaje natural y la inteligencia artificial generativa, que son las mismas tecnologías que utiliza ChatGPT, el poderoso chatbot de OpenAI. Además, los bots tienen la capacidad de almacenar recuerdos y reflexionar sobre ellos, lo que les permite aprender y adaptarse a las situaciones.
Los investigadores también permiten a los usuarios (humanos reales) intervenir con sucesos fortuitos o sugerencias para influir en el comportamiento de los bots.
El experimento es muy interesante porque muestra cómo la inteligencia artificial puede simular el comportamiento humano y crear escenarios realistas y complejos. Esto podría tener muchas aplicaciones prácticas, como el entrenamiento de agentes virtuales, el desarrollo de videojuegos, el estudio de la psicología social o el entretenimiento.
¿Qué relación tiene la hipótesis de la simulación con the Matrix?
La hipótesis de la simulación ha sido popularizada por obras de ficción como la película Matrix (1999), donde se muestra un mundo donde los humanos viven en una realidad virtual creada por máquinas para explotar su energía. En esta película, el protagonista Neo descubre que su realidad es una ilusión y se rebela contra sus opresores junto con otros humanos liberados.

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Sin embargo, la hipótesis de la simulación no implica necesariamente que nuestra realidad sea una distopía controlada por entidades malévolas. También podría ser el caso de que nuestra realidad fuera una utopía creada por entidades benevolentes para nuestro bienestar o entretenimiento. O incluso podría ser el caso de que nuestra realidad fuera una simple recreación histórica o científica sin ningún propósito específico.
Además, la hipótesis de la simulación no implica que nuestra realidad sea fácilmente distinguible de la realidad original. Al contrario, la hipótesis de la simulación supone que nuestra realidad es indistinguible de la realidad física, ya que los creadores de la simulación podrían simular cualquier fenómeno o evento con un nivel de detalle y complejidad inimaginable para nosotros.
¿Cómo podríamos salir de la simulación?
Si aceptamos la posibilidad de que estemos viviendo en una simulación, surge la pregunta de si podríamos salir de ella o comunicarnos con sus creadores. Algunos autores han sugerido que podríamos buscar anomalías o inconsistencias en las leyes físicas o en los datos históricos que pudieran indicar que nuestra realidad es una simulación.
Otros han propuesto que podríamos intentar hackear el programa informático que genera la simulación o enviar mensajes a los creadores mediante experimentos o rituales.
Sin embargo, estas ideas son muy especulativas y no hay ninguna garantía de que funcionen o de que sean seguras. Por un lado, los creadores de la simulación podrían haber previsto estas posibilidades y haber diseñado la simulación para evitarlas o corregirlas. Por otro lado, los creadores de la simulación podrían reaccionar de forma hostil o indiferente ante nuestros intentos de contacto o escape.
Por lo tanto, quizás lo más prudente sea aceptar nuestra realidad tal como es y tratar de vivir lo mejor posible dentro de ella. Después de todo, ¿qué diferencia hay entre una realidad simulada y una realidad original si ambas son indistinguibles para nosotros? ¿No es acaso nuestra experiencia subjetiva lo que realmente importa?
¿Qué películas sobre simulación nos han inspirado?

La hipótesis de la simulación no solo ha sido objeto de estudio académico, sino también de inspiración artística. Muchas películas han explorado las posibilidades y las consecuencias de vivir en una realidad simulada, ya sea por ordenador o por otros medios. Aquí te presento algunas de las más destacadas:
- Matrix (1999): Ya hemos hablado de esta película, que es sin duda la más famosa y la más influyente sobre el tema. En ella, los humanos viven en una realidad virtual creada por máquinas para explotar su energía, y solo unos pocos elegidos pueden despertar y luchar contra el sistema. Matrix es una obra maestra del cine de ciencia ficción y acción, con escenas memorables como la del efecto bala o la del salto entre edificios.
- Los sustitutos (2009): En esta película, los humanos viven aislados en sus casas y se conectan a unos robots que les permiten interactuar con el mundo exterior. Estos robots son réplicas mejoradas de sus usuarios, que pueden elegir su aspecto y sus habilidades. Sin embargo, cuando alguien empieza a asesinar a los robots y a sus usuarios, un policía tendrá que investigar el caso y salir de su zona de confort.
- Nivel 13 (1999): En esta película, el protagonista es un científico que descubre que su realidad es una simulación creada por una computadora en el año 2024, y que él mismo es un personaje de esa simulación. La película explora temas como la identidad, la memoria y la naturaleza de la realidad. Sin duda, una de mis favoritas.
- eXistenZ (1999): En esta película, los personajes son unos jugadores que se conectan a un videojuego de realidad virtual llamado eXistenZ. El juego es tan realista y tan inmersivo que los jugadores no saben distinguir entre el juego y la realidad, ni entre sus identidades reales y sus avatares. La película es una reflexión sobre la naturaleza de la realidad y la influencia de los medios.
- El juego de Ender (2013): Esta película está basada en la novela homónima de Orson Scott Card. En ella, se muestra un futuro donde los niños son entrenados en una escuela militar espacial para combatir contra una raza alienígena llamada los Insectores. El protagonista, Ender Wiggin, es un genio estratégico que tendrá que enfrentarse a un desafío final que pondrá a prueba su moral y su humanidad. La película es una adaptación fiel de la novela, que también plantea la hipótesis de la simulación desde una perspectiva ética y filosófica.
Estas son solo algunas películas sobre simulación que nos han hecho pensar y disfrutar. Hay muchas más que podríamos mencionar, como Origen (2010), Tron (1982), El show de Truman (1998), Avatar (2009) o Ready Player One (2018). Todas ellas nos muestran diferentes formas de crear y experimentar realidades simuladas, así como sus ventajas y sus riesgos.
En resumen…
La hipótesis de la simulación es una idea fascinante que nos hace cuestionar la naturaleza y el origen de nuestra realidad. Aunque no hay ninguna prueba de que vivamos en una simulación, tampoco hay ninguna prueba de que no lo hagamos. Por eso, esta hipótesis se ha convertido en materia de debate académico serio dentro del campo del transhumanismo, la filosofía y la física.
Además, esta hipótesis ha sido popularizada por obras de ficción como las películas que te he mencionado, que nos muestran diferentes formas de crear y experimentar realidades simuladas, así como sus ventajas y sus riesgos.
También hemos visto un ejemplo reciente de cómo la inteligencia artificial puede simular el comportamiento humano y crear escenarios realistas y complejos, como el experimento del pueblo de bots.
¿Y tú qué opinas? ¿Crees que estamos viviendo una simulación? Y de ser asi, ¿te gustaría saberlo? ¿Te gustaría salir de ella? Déjame tus comentarios abajo y comparte este artículo con tus amigos si te ha parecido interesante.